jueves, 27 de mayo de 2010

La curvatura del empeine de Vicente Muñoz Puelles


Esta magnífica obra estuvo esperando pacientemente en la gaveta por años ... ahora que lo pienso es una lástima porque es un escritor estupendo y su libro es de lo más extraño que uno pueda leer.

Un hombre decide escribir sus memorias antes de suicidarse. Hace una reflexión de su vida desde su despertar erótico en la infancia, hasta su vejez llena de masturbaciones. Nos describe con todo detalle su gran apetito sexual y sus costumbres cada vez más inverosímiles.

Desde niño, se enamora del fantasma de la primer esposa de su padre, tiene ensoñaciones eróticas de su padre teniendo relaciones con ella y la ve en su ventana del castillo que habita con sus padres y su media hermana.

Desde el inicio se marca su fijación por los pies, los zapatos y las piernas femeninas (y de los caballos, por cierto) así como un gusto por la visión de las ropas de mujer. Yo entiendo en el relato que lo que le atrae es la visión de la ropa y el tacto de las piernas y los pies más que el trasvestismo.

A los 10 años comienza a tomar la ropa de su madre para masturbarse sobre ella, la criada lo descubre y lo inicia en el divertido deporte de "menear el ganso" y "poner el dedo en la llaga". La criada se embaraza del novio y se va. Entonces la hermana de 12 años toma el papel de maestra: le enseña a jugar a los frotamientos, lo masturba con los pies, se desnuda ante él

La hermana le presenta a Sade e inician un nuevo juego donde representan obras eróticas, ella lo inicia en juegos de beso negro, fetichismo de pies, etc. Entonces él consigue una cámara y comienza con sesiones fotográficas. Un día la hermana enferma y muere; el se masturba sobre sus medias y la fotografía.....en este punto el personaje tiene 14 años.

El padre ve perdido el único recuerdo de su primer mujer, así que comienza a beber y a violar repetidamente a la madre. Pronto el padre se enlista en el ejército y muere. Una noche él quiere consolar a su madre y duerme con ella, despierta de un sueño erótico y se la cepilla.

(Esta escena por sí sola vale un marranito)


Me dio la espalda y continuó llorando. Las convulsiones del llanto robustecieron mi apetito juvenil. Apreté mi vientre contra su trasero desnudo e introduje mis piernas entre las suyas. Al besarla en la nuca, aquella embriagadora mezcla de aromas se hizo más intensa. Con una mano acaricié sus senos nutricios, intentando abarcar ambos pezones simultáneamente. No estaba seguro de alcanzar la ciudadela del placer desde atrás y en aquella postura forzada, por lo que me alegré al comprobar la viabilidad de la maniobra.
Cuando sintió mi cálida punta presionando entre los labios de su vulva, mi madre se quedó quieta, como un animal deslumbrado en la noche.
-iMe estás forzando! -protestó.
Pero no era verdad, y su vestíbulo resbaladizo me demostraba la magnitud de un deseo que no controlaba.
-iAh, no! -gemí, mientras retrocedía.
-iNo, no, no! -repitió ella, y empujó el trasero hacia atrás para que yo pudiera embestir otra vez y empalarla del todo.
Se debatió durante largo rato, como una trucha presa en el anzuelo, y aguardé a que cesaran sus convulsiones para retirarme con delicadeza, como un gentil súcubo que la hubiera visitado en sueños.


Después del encuentro, su madre comienza a rechazarlo, aparentemente por temor. El recuerda que su madre le hacía caballito sobre sus pies y que las piernas de su madre eran un símbolo de paz en su niñez.

Un día se escapa a París, eyacula al ver un cuadro de Delacroix y decide ser pintor. Después de tratar de asesinar a su madre, se traslada a París y comienza su vida disipada en burdeles, y sus estudios en una academia de pintura.

Vive un tiempo con una prostituta negra, que luego lo abandona; vive un año con una modelo, hasta que un día se la encuentra en su propia cama con su ex-novio, y le informan que se van a casar. Sólo por la decepción se la cepilla frente al novio mientras éste se lo enchufa a él. La tornaboda es una orgía muy interesante.

Conoce a una dominadora que lo golpea, luego descubre que es una lesbiana que le permite asistir a una sesión como espectador.

Tutune parecía más desnuda que ninguna mujer que hubiera visto antes.
-¿Es una nueva moda? -le pregunté.
-No, es una costumbre muy antigua del Senegal. Resulta muy cómodo, y es más higiénico. ¿No le gusta?
Los pliegues de la carne resultaban sorprendentemente suaves y cálidos al tacto.
-Ya ves que sí -señalé mi pene, que tamborileaba de impaciencia.
Si la vulva era cálida, el interior ardía como un horno. Estuve a punto de retirarme, como cuando uno mete el pie en una bañera demasiado caliente, pero acabé hundiéndome en las profundidades con un vehemente empujón, aunque no con la suavidad a la que estaba acostumbrado. De pronto, su vagina se puso a vibrar con fuerza.
Me quedé subyugado, sin hacer nada, mirando los labios de su boca, que parecían ribeteados de una línea negra, y sus senos de pezones protuberantes, y dejé que Tutune, que exteriormente tampoco se movía apenas, me llevara cada vez más lejos, hasta el orgasmo liberador. Luego siguió exprimiéndome durante largo rato. Al ir a retirarme, tuve por un instante la sensación de estar atrapado y de que no podría salir. Finalmente, mi pene hizo el ruido de una botella al ser descorchada, y Tutune volvió a reír y dijo que eso daba buena suerte.



Un buen día, encuentra una novia virgen, se casa y en la noche de bodas se va de putas en vez de desflorarla. La embaraza y después de unos meses de intensa actividad sexual, ella simplemente se niega y hace una huelga de piernas cruzadas aún después de que la niña nace. Entonces él comienza a tener fantasías violentas con ella, una noche mientras ella duerme, la sodomiza y cumple sus fantasías. Ella toma la niña y lo abandona.

Bueno, en los siguientes capítulos se cepilla una estatua, un trasvesti, a su propia hija (ya de 17 años), mujeres de los burdeles, a la novia de su amigo, a una fotógrafa casada. Al final, se supone que se dispara mientras tiene un orgasmo.

Se trata de un libro con una historia base, con buenas dosis de poesía y una fuerte carga sexual, es como si a un libro de Hermann Hesse lo metemos a la licuadora con un catálogo de parafilias. Una chulada de libro.








Perversógrafo:
Sexo por todos los orificios corporales y en las tetas, masturbación en todos los orificios y protuberancias, sexo con estatuas, animales, zapatos, fetichismo de pies, trasvestismo, voyeurismo, lesbianismo, estupro, violación, vampirismo, sacrilegio, enemas, bondage, zoofilia (con una camella), exhibicionismo, frotterismo, beso negro, tríos, orgías, dominación y como sea que se llame cepillarse a la madre.

La verdad no dejó fuera muchas perversiones.



La curvatura del empeine
Muñoz Puelles, Vicente
Septiembre 1996
La Sonrisa Vertical SV 100
ISBN: 978-84-7223-791-9
208 pág.


La fotografía mostrada pertenece al sitio de http://www.belaborsodi.com/

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