martes, 29 de junio de 2010

Memorias de una pulga - Tomo 3

El tercer tomo de la serie es, en mi opinión, el menos logrado. Tiene poca historia, como toda la serie, pero además tiene poco sexo en un loco intento por conservar las virginidades de las chicas hasta el final, nos deja en una historia sin mucha trascendencia. En promedio tiene más sexo que un libro del siglo 18, pero a mí no me convence.

Creo que si al menos se hubiera permitido algo de sexo anal, la historia saldría bien librada, peeeeero ......

La historia comienza donde se termina el tomo 2, el padre Lorenzo sale de Langecuisse junto con la degenerada virgen Marisia, sobrina de Laurita. Van con rumbo al monasterio en Inglaterra (el mismo monasterio del tomo 1) Aparentemente, el objetivo del padre Lorenzo era llevar unas lindas jovencitas vírgenes para "escalar" en la cadena alimenticia de los frailes. Las jovencitas serían el reemplazo de Bella y Julia, ahora más rollizas y llenas de monástico esperma. La pulga, en un movimiento bastante idiota, queda encerrada en un guardapelo que tiene un rizo del coño de Laurita, y que cambia de manos varias veces para escuchar la historia completa.

Antes de salir, el padre se despide de la "viuda anal" un par de veces y de la criada del padre otra vez. Una vez en marcha, el padre le explica a Marisia que será iniciada por los padres, ella se empeña que debe ser Lorenzo quien goce de las primicias de ella.

Cuando llegan al puerto, se hospedan en una casa donde el hospedero, convenientemente tiene una hija bastante cachonda que disfruta de la compañía de un buen pedazo de carne.

Después de un agarrón, Lorenzo se va a cenar a la calle de las putas, donde un lenón le ofrece venderle un par de muchachitas vírgenes y estúpidas. Lorenzo no se hace de rogar y va a conocerlas. Resultan ser un par de hermanas gemelas tratando de obtener algo de dinero para su viaje a Gibraltar, donde esperaban embarcarse otra vez para ver al Fey, quien tenía secuestrado al hermano de ellas.

Las chicas, Louisette y Denisse acompañan al padre en su viaje, después de deshacerse del lenón que las quería vender. Ya convenientemente instalados en la casa de huéspedes, confiesa a una y la inicia en el arte de la chupada, la dedeada y la jalada.

Como postre a la chupada y como despedida antes de partir, se encuentra con la hija del posadero, le enseña las artes orales y la masturba con una vela.........antes de pasarla por las armas.

Al siguiente día parten en un barco, donde nuestras heroínas descubren lo fácil que es volverse lesbianas. Inventan una tontería que según ésto las salvará de ser desvirgadas: dirán que han hecho un voto a Santa Laurita y que sólo accederán a entregar su doncellez a quien pueda adivinar el número exacto de pelos que tienen en su parte peluda. Entre lamidas y cuerpos retorciéndose, transcurre el conteo de los pelos.

Ya en Inglaterra, llegan a otra posada, regenteada por un amigo de calaveradas del padre, quienes se emborrachan como una cuba. Allí también hay una criada convenientemente caliente y sumisa, que se deja explorar sus zonas anales con un dedo, que es violada, mamada y fornicada con gran maestría.

Al fin llegan al monasterio, donde el padre Lorenzo es felicitado por la calidad de la carne que les trajo, lo felicitan antes de cenar como cerdos atendidos por Bella y Julia.

Ya casi para terminar, Marisia se queda con Ambrosio, mientras Lorenzo y las gemelas son enviadas a un ala independiente, a donde llegan Julia y Bella después de dejar secos a sus superiores, ellas le ruegan a Lorenzo que las ayude a escapar mientras le agradecen de rodillas y con la boca abierta.


La dulce Julia, acurrucada conra él y con el brazo rodeando la cintura del clérigo inglés, astutamente había levantado la sotana y, metiéndole los delgados dedos en los calzones, le había sacado la picha, violentamente hinchada.
-Oh, es fuerte y firme y muy buena, y no es fea como la del padre Ambrosio, ni monstruosa como la del padre Clemente -suspiró Julia. Luego se arrodilló y besó la tensa y roja punta - Preferiría serviros a vos y ser vuestra humilde criada, padre, a permanecer aquí como concubina de todos esos implacables curas
-Tu muestra de devoción me deleita, hija mía. Sí, os ayudaré a tí y a Bella. Ah, qué dulcemente tomas mi arma entre tus labios; a pesar de lo que te hayan enseñado, adivino que tienes aptitudes propias e imaginativas, hija mía,- Jadeó mientras ella empezaba a chuparlo con el más lánguido y atento cuidado

Ambrosio declara que el voto de Marisia le viene valiendo un cacahuate, y trata de violarla, la pulga se escapa y pica al padre en la parte de varón, con lo que cae sobre un filo y se desmaya.
Todas juntas acuerdan huir con el padre Lorenzo, quien se lleva la caja de caudales del monasterio y huye con las cinco chicas.






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Memorias de una pulga - Tomo 3

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