sábado, 28 de agosto de 2010

El jardín de Venus de Félix María Samaniego

Un día, querido lector, te puedes levantar con un repentino desgano, tristeza o melancolía. Conviene tener éste remedio en el librero, siempre a mano.

Dentro de la picaresca española, creo que la obra “erótica” más conocida es El jardín de Venus, de Félix María Samaniego. En su forma actual, la conocemos como una colección de 77 poesías jocosas, picantes, burlescas, anticlericales o todo lo anterior. En realidad pasó más de un siglo antes de que alguien se atreviera a darles forma y publicarlas.

Samaniego hacía circular en privado sus creaciones (o traducciones) entre sus amistades como manuscritos o como copias pasadas de mano en mano, puedo imaginarme a la gente de aquella época en sus tertulias riendo con los versitos dichosos.

En ese “Internet” del siglo XVIII fue posible conservar los escritos a pesar de la orden de que fueran destruidos. La autentificación y correcta atribución ha sido una tarea imposible, ha habido buenos elementos para asegurar que la mayor parte de la obra es de Samaniego.

En 1860 se publicó el Album de Príapo, libro que ya contenía algunas poesías picantes atribuidas a Samaniego. Posteriormente en 1899 se publicaron 66 versos en Cuentos y poesías más que picantes, otro libro precursor del Jardín de Venus. Tenemos algunos cuentos en el Cancionero moderno de obras alegres, pero es hasta la colección de Joaquín López Barbadillo cuando el libro toma su forma actual.

En 1921, Joaquín López Barbadillo, Santo patrono de los cachondos, publicó la colección en su forma mas o menos actual, con el nombre de El Jardín de Venus. Algunos de los versos habían sido incorrectamente atribuidos, y otros son de dudosa procedencia, sin embargo el estilo parece consistente y en su forma moderna existe en su versión de 50 versos 100% atribuidos a Samaniego, y en una versión de 77 versos, los últimos de dudosa procedencia o de distinta métrica, lo que indicaría que forman parte de una colección separada o que son trabajos independientes.

Samaniego basó muchos de sus cuentos (picantes y no) en las fábulas de Lafontaine, lo que le valió el escarnio y la posterior enemistad de Tomás de Iriarte, quien le criticaba la falta de originalidad en sus escritos. Es una lástima que éstos dos genios del siglo de oro se hayan “ganchado” en peleas como si fueran un par de señoritas, pero bueno…….eso no me sale de los huevos discutirlo ahora.


La sentencia justa
A cierta moza un húsar, y no es cuento,
porque le socorriera en sus apuros
del carnal movimiento,
le prometió ocho duros
y después sólo cuatro la dio en paga.
La moza, descontenta
con esta trabacuenta,
para que por justicia se le haga
aflojar lo restante,
fue a querellarse de él al comandante.
Era éste un hombre adusto,
pero en sus procederes siempre justo,
y antes de oír a la moza querellante
quiso que el húsar fuese allí al instante.
Presentose, en efecto, el demandado
y, siendo preguntado
por su jefe de dónde provenía
la deuda que tenía
con aquella señora,
el húsar respondió: -Diga ella ahora,
si lo tuviese a bien, de qué dimana
una deuda que puede ser liviana.
-No tengo impedimento,
la moza dijo entonces. Sabrá usía
que yo alquilé al señor un aposento
que vacío tenía
para que en él metiese ciertos trastos
que dijo le causaban muchos gastos;
me ofreció media onza por la renta
y ahora con la mitad pagarme intenta.
Calló, y el húsar luego
empezó su defensa con sosiego
diciendo: -Aunque es verdad que ése fue el trato,
me salía más caro que barato,
porque yo solamente
pude meter un trasto estrechamente
en el zaquizamí que me alquilaron;
con que si di por esto
la mitad de la renta, fue bastante,
y no creo que el resto
me obligue ahora a pagar mi comandante.
A que la querellante sofocada,
replicó: -Esa excepción no vale nada,
pues si tuvo el señor por oportuno
de sus trastos dejar alguno fuera,
no se quedó ninguno
por no tener en donde lo metiera;
que yo desocupada
otra pieza inmediata le tenía,
que, aunque es un poco oscura y jaspeada,
para los que sobraban bien servía.
No dijo más, ni el húsar dijo respuesta
que su defensa hiciese manifiesta,
por lo que el comandante
esta sentencia pronunció al instante:
-Vaya usted, señor húsar, y en la pieza
que la señora dice, con presteza,
meta todos sus trastos por entero
y páguela completo su dinero.


Dora y Dido
Casóse Dora la bella
con Dido, y Dido intentó,
la noche que se casó,
hacerle un hijo, hijo de ella.


Como pasó mala noche
aquella en que fue casada,
se levantó al otro día con
toda la cara ajada.


Desde que le vio su padre
con el semblante perdido,
enojado le pregunta:
-¿Quién te ha casado, hijo Dido?


Un hijo piden a Dora
los de su casa cantando,
y Dido le dice a Dora:
-¿Hijo piden? Hijo damos.


Para pan y para aceite
a Dora y Dido pidieron,
y fueron tan liberales
que con gran despejo dieron.

 El libro está en dominio público y lo encuentras en wikisource Aquí








Perversógrafo: Sexo vaginal, anal, homosexualidad, anticlericalismo, masturbación, homosexualidad.




El jardín de venus
Félix María de Samaniego
2002
JORGE A MESTAS
ISBN: 8495994445
187 pág.

La pintura es de Amaury Duval, 1862

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