sábado, 5 de marzo de 2011

Escupiré sobre vuestras tumbas, de Boris Vian


Boris Vian (1920-1959), escritor, poeta, inventor, ingeniero y sobre todo músico. Boris Vian es uno de mis escritores favoritos, aunque no sé decir porqué, ya que sus escritos son, cuando menos, raros. Boris Vian escribió tres novelas con el pesudónimo de Vernon Sullivan, un supuesto escritor negro de Estados Unidos al que Vian traducía al francés. En 1946 publicó el primer libro de Sullivan: Escupiré sobre vuestras tumbas.

Boris Vian era inconformista, antiracista y antibelicista; el libro es hiperviolento y exageradamente sexual ¿Cómo empatar el propósito del libro con el propósito del escritor? La respuesta se llama sátira. El libro está tan lleno de racismo y sexo, que el lector llega al punto de saturación. El personaje principal, un negro, es tan racista como los blancos; quizá más, y el hecho que haya tenido vivencias tan crueles, lo único que podría causar empatía del lector, se ve nublado por su comportamiento pandilleril, por su afición a la violación y su valemadrismo.

Así, el lector más antiracista (como un servidor) termina odiando al personaje.......terminas odiándolo por ser negro, no sólo por ser malo. Vian expone tu racismo ante un espejo, y eso hace que la obra haya sido prohibida, que haya sido tachada de inmoral, como contraria a las buenas costumbres, como un ultraje a la sociedad bienpensante.......pero que a la vez haya sido un best seller. Así era Vian, y así lo expone en el prologo del libro, su intención es un ataque a las convenciones sociales.

En Estados Unidos, tu raza la determina tu crianza y tus ancestros, no el color de tu piel. Así, Lee Anderson es un hombre negro, de piel y rasgos de blanco (mestizo). Se trata de un hombre guapo, atractivo, rubio, atlético y mayor de edad; quien llega a un pueblo y consigue trabajo como vendedor de libros. Lee viene huyendo de su tierra natal, arrastrando sus odios porque su hermano, Chico (quien no es muy de su agrado) había sido linchado por una pandilla por haberse atrevido a mantener una relación con una mujer blanca.

Lee no es el típico negro conformista del sur de Estados Unidos, Lee es esa persona agresiva impulsada por un deseo de venganza; capaz de buscar a su presa para lograr su cometido. Frío y calculador como buen asesino. Pronto encuentra a una pandilla de adolescentes y comienza a juntarse con ellos, gracias a su mayoría de edad es rápidamente aceptado por los muchachos y muchachas de clase social alta, con coches y ropas finas, pero sin acceso al alcohol. Los muchachos son personajes creados para ser odiados: jóvenes blancos, racistas, excluyentes, amorales y sedientos de sexo y alcohol.

En el curso de numerosas orgías, encuentra a sus víctimas: un par de hermanas ricas: Jean de 20 y Lou de 16 años, caprichosas y cursis, cachondas como ellas solas. Lee es un hombre violento, cínico e inumano, que desprecia la vida. El contenido de las historias es casi pornográfico; sin falta, las relaciones sexuales de Lee terminan en violencia, le divierte el dolor ajeno y cae en éxtasis. Lee se comporta como un hombre blanco, visita casas donde prostituyen niñas negras y las toma sin piedad para demostrar su hombría. Lee es un doble estereotipo, es al mismo tiempo un insensible blanco que viola niñas negras y un lujurioso negro que viola jovencitas blancas. Vian está buscando herir la sensibilidad del lector y lo logra, es una lectura intencionalmente de mal gusto.

La agarré al vuelo y me puse a besarla de una manera de verdad consecuente. Ignoro qué estaría haciendo mi mano izquierda durante ese tiempo. Pero lo que sí sé es que Lou se revolvía, y que recibí en la oreja uno de los puñetazos más fenomenales que me haya sido dado encajar hasta el momento presente. La solté.

–Eres un salvaje –me dijo. Llevaba el pelo suelto, con raya en medio, y era realmente un magnífico ejemplar. Pero me mantuve en calma. El ron me ayudaba.
–Haces demasiado ruido –repliqué–. Jean va a oírnos.
–Hay un cuarto de baño entre nuestras habitaciones.
–Perfecto.
Reincidí y abrí su deshabillé. Conseguí arrancarle las braguitas antes de que me golpeara de nuevo. La cogí de las muñecas y le mantuve las manos detrás de la espalda. Cabían holgadamente en la palma de mi mano derecha. Luchaba sin ruido, pero con rabia, e intentaba golpearme con las rodillas, pero yo le pasé el brazo izquierdo por la espalda y la estreché contra mí. Entonces quiso morderme a través del pijama. Y yo no conseguía librarme de mi maldito slip. La solté bruscamente, empujándola hacia la cama.
–Después de todo –le dije–, hasta ahora te las has arreglado sola. Sería estúpido de mí parte cansarme por tan poca cosa. Estaba al borde de las lágrimas, pero sus ojos brillaban de cólera. Ni siquiera intentó volverse a vestir, y yo me regalaba la vista. Su vello era negro y tupido, brillante como el astracán.
Di media vuelta y me dirigí a la puerta. –Duerme bien –dije–. Perdona que te haya estropeado ligeramente la lencería. No me atrevo a proponerte reemplazarla, pero cuento con que me envíes la nota.


.....
Jean se retorcía como una anguila.
–No me hagas eso.
Me detuve al instante, pero me cogió de la muñeca y me apretó con una fuerza extraordinaria.
–No dejes de hacérmelo.
Volví a empezar, más pausadamente, y de repente observé que contraía todos los músculos, y luego se relajó y dejó caer de nuevo la cabeza. Mi mano se deslizó a lo largo de su vientre y me di cuenta de que algo había sentido. Me puse a recorrer su cuello, con besos rápidos, esbozados apenas. Veía cómo se estiraba su piel a medida que yo iba avanzando hacia su nuca. Y entonces, suavemente, cogí mi miembro y entré en ella, con tal facilidad que no sé si se dio cuenta hasta que empecé a moverme. Todo es cuestión de preparación. Pero ella se zafó de un golpe de caderas.
–¿Te molesto? –le pregunté.
–Acaríciame más. Acaríciame toda la noche.
–Esa es mi intención –le aseguré.
La poseí de nuevo, esta vez con brutalidad. Pero me retiré antes de satisfacerla. –Me vas a volver loca... –murmuró. Se tumbó boca abajo y escondió la cabeza entre los brazos. La besé en las caderas y en las nalgas, y luego me arrodillé encima de ella.
–Separa las piernas –le dije. No me contestó, pero las separó, despacio. Metí mi mano entre sus muslos y me guié otra vez, pero erraba el camino. Se puso rígida, y yo insistí.
–No quiero –protestó.
–Arrodíllate –le dije.
–No quiero.

Y entonces arqueó las caderas y dobló las rodillas. Mantenía la cabeza entre los brazos, y yo, lentamente, iba cumpliendo mi propósito. Ella no decía palabra, pero yo sentía su vientre subir y bajar, y su respiración que se aceleraba. Sin soltarla, me dejé caer a un lado, y cuando quise ver su cara brotaban lágrimas de sus ojos cerrados, pero me dijo que me quedara.

Las hermanas representan los ideales y la forrma de vida de quienes mataron a su hermano, así que planea utilizarlas para mostrar su inconformidad a la sociedad donde más le duele. Enamora a ambas hermanas, prometiéndoles matrimonio y amor eterno a ambas, y pronto ya ha embarazado a la mayor. En un escape, toma el coche de ellas y las lleva a un paraje solitario con la intención de ayudarlas a huir; cuando se dan cuenta que en realidad él es un negro, ya es tarde. Trata de implicar a la menor en el asesinato de su hermana (aún viva), pero al intentar  defenderse, la viola y la muerde en la entrepierna salvajemente, luego le hace saber que él es un negro y la mata a patadas y pisotones.

Entonces viola a la otra hermana y la mata con un arma de fuego.

Nos enteramos más adelante que un grupo de justicieros matan a Lee y lo cuelgan como un negro.

Cuando en 1947 se encontró una chica estrangulada en Montparnasse con la novela cerca del cuerpo abierta en la página donde el protagonista hace lo propio, Vian fué condenado como "Asesino por sustitución" e hizo que el libro fuera prohibido en Francia y su autor multado.

En 1959 se filmó la película basada en el libro, Vian tuvo tantas diferencias con los realizadores, que quedó fuera de la filmación y tuvo que entrar al estreno de incógnito. Vian muere de un ataque al corazón durante la proyección.....tenía 39 años y un corazón debilitado por una vida de enfermedades.

La historia es sádica y con una trama lenta y pornográfica. Cuando al fin el libro comienza a tornarse interesante (a pesar de las escenas), termina rápidamente con las muertes de los principales protagonistas. La historia daba para más, pero Vian la corta intencionalmente, supongo que como una manera de no distraer al lector del tema principal: racismo y venganza como el ying y el yang de un círculo vicioso que mueve a las personas.

Las tres novelas de "Vernon Sullivan" tienen en común personajes racistas y chouvinistas, blancos, atléticos y guapos, y un detalle más........profundamente homofóbicos.





Perversógrafo: sexo vaginal, oral, anal, sadismo, violencia, lesbianismo, orgías, tríos, pederastia, asesinato, seducción, masturbación.


Escupire Sobre Vuestra Tumba
Vian, Boris
Edhasa
ISBN: 8435015882

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