martes, 24 de mayo de 2011

Memorias de un librero pornógrafo de Armand Coppens

¿Será esto un librero pornógrafo?
Lo más llamativo de éste libro es el anonimato del autor: Un tal Armand Coppens, un librero belga (flamenco) supuestamente residente en Amsterdam en alguna época de su vida. Y es que no se trata de un libro de la antigüedad, es un libro impreso apenas a finales de los años 60, así que no debería ser tan complicado encontrar un personaje tan particular y averiguar si las memorias son verídicas o son un ejercicio de ficción.

Me entero (alguien entere a Tusquets por favor) que "Armand Coppens" es el pseudónimo de W. N. Schors, un librero anticuario de Amsterdam que se especializa en libros esotéricos (antiguos y muy antiguos) demonología, masonería, rosacruces, Qabala, astrología, etc. Poco conocido es que en 1969 Schors publicó en neerlandés su único libro:"De memoires van een erotische boekverkoper / Armand Coppens, bijgestaan door zijn vermoeide vrouw Clementine en haar verre minaar. Amsterdam : De Bezige Bij, 1969." En ese mismo año fue traducido al inglés como: "The memoirs of an erotic bookseller / by Armand Coppens, assisted by his tired wife Clementine and her distant lover . London : Luxor, 1969", además del italiano; al año siguiente fue traducido al alemán y al francés Parece que la traducción al francés viene de la edición en inglés.

La traducción de Tusquets (1991) es a su vez una traducción del francés, así que la traducción está bastante dada al traste: del neerlandés al inglés, del inglés al francés y del francés al español; aquí puede haber el juego del "teléfono descompuesto". La importancia de conocer al autor es porque se supone que el libro aporta datos curiosos de extraños personajes que ha conocido en su carrera.

Yo como bibliófilo no entiendo la profesión de "Librero", encuentras una obra de arte maravillosa y la vendes por dinero, y todavía te jactas de la ganancia que obtuviste y te burlas del vicio de tu cliente. La profesión de librero tiende a desaparecer, un vendedor de libros nunca será un librero, ese ser que conoce tus gustos y te asesora (y te chinga una lana, pero bueno, es como las prostitutas)

El libro es un compendio de vivencias e historias que van de lo curioso a lo enfermo; todo a través de los ojos de una persona que suponemos liberal en su modo de pensar, pero pasado por el tamiz de sus prejuicios personales. La personalidad de Coppens se trasluce por sus narraciones; su interés primario es hacer dinero con los libros que compra y vende. Como anticuario está especializado en los libros de ocultismo y de erotismo, mismos que en un momento de su vida colecciona y más adelante negocía con ellos para complacer a sus clientes.

Tenemos la historia del simpático flamenco que vende un Forberg, pero antes de deshacerse de él, se hace una sesión de fotografía basado en las imágenes del libro; en una mesa de su estudio y frente a Coppens y al ayudante de librero, hace audaces tomas con una vietnamita aburrida. Es la única manera en que el simpático caballero se excita.

-Súbete a la mesa y ponte a cuatro patas. Eso es. Ahora levanta un poco el culo. Ahí, muy bien, abre un poco los muslos ¡Así! Estás echando tripa, cariño...Tienes que reducir tu consumo de Pernod.
La niña protestó indignada:
-Cualquier persona sacaría tripa en esta postura. De pie, la tengo completamente plana. En cualquier caso, no me gusta nada estar así. Me entra complejo de vaca.
-No sabes lo que dices - replicó Leclerc - ¿No es en tu pais la vaca un animal sagrado?
Esa fue la única ocasión en que el atareado Henri se permitió interrumpir la sesión:
-¿Estos paquetes para Alemania tienen que ir certificados, Monsieur?
-¿Cómo diablos quieres que lo sepa?- gritó Leclerc- ¿Quieres dejar de interrumpir? Este caballero - dijo señalándome con el dedo - parece ser el único en comprender que necesito tranquilidad y concentración.
Se desnudó en silencio y se subió a la mesa.
- Bien, en cuanto la penetre y nos pongamos en movimiento, haz las fotos - le ordenó a Henri.
- No es necesario que nos movamos - apunto secamente la chica - Eso no se apreciará en las fotos, con simular basta.
Esta comentario hirió en lo más hondo el sentido artístico de Leclerc, que no tardó en preguntar:
- ¿Y qué va a pasar entonces con las expresiones de nuestros rostros? ¿Cómo quieres que parezcamos unos amantes lascivamente acoplados si no lo hacemos de verdad? ¿Tu crees que somos actores de la Comedie Française? Ni hablar, o lo hacemos de verdad o nada.
Antes de acabar su discurso había ya penetrado a la chica y empezó a excitarla apasionadamente. Me pareció tan fascinante el espectáculo que me olvidé de las carmelitas y de la maleta de libros. En cuanto a Henri, seguía con sus paquetes.
-Date prisa Henri - gritó bruscamente Leclerc - Tenemos que hacer más fotos.


Al inicio del libro, conocemos a varios personajes escandalosos: se dedican a quemar, destruir o mutilar libros. Me parece muy curiosa la insistencia en el tema de la destrucción de obras invaluables; como si el escritor disfrutara haciéndonos sufrir a los bibliómanos. Uno de ellos es un fanático religioso que lo instruye en la maldad que comete al comerciar con cosas del demonio y de la carne, de cómo destruía libros en sus juntas religiosas; otro lo convence de tirar sus libros de magia al canal y renunciar al mal; otro está bastante enfermo, es un muchacho que sólo compra primeras ediciones de libros eróticos y les recorta las orillas a todas las hojas (los desvirga)

Coppens relata muy extensamente sus tratos con un sacerdote fraudulento que fundó su "Iglesia Gnóstica Ruso Bizantina" durante la segunda guerra, en parte para disfrazarse, en parte para obtener inmunidad, en parte porque era un desvergonzado, pero principalmente porque de ese modo podía llevar una vida cómoda y disipada (es alcohólico y homosexual).

En una parte del libro, Coppens nos permite entrar a algunas orgías a las que asistió, aunque pulcramente nunca revela sus propias aventuras sexuales, sí nos muestra a detalle las rarezas que observa: Orgías, ninfómanas, complejas pirámides humanas orgiásticas, fotógrafos locos, ancianos cornudos por gusto, millonarios, muy millonarios y millonarios aburridos con sus millones. Aunque el personaje tiene vida sexual, es de agradecer que no la muestre, ya que parece ser bastante presumido al respecto....pero por buen narrador todo se le disculpa.

Los editores y los escritores no parecen ser excepciones, llega un momento en que un editor es presentado como un capitalista que quiere editar 20 novelas eróticas con una especialidad cada una, y las manda escribir. Esto mina la vida sexual de los escritores que contrata, que exhaustos renuncian frecuentemente. Esta persona está obsesionada por encontrar un par de hermanas que practiquen el lesbianismo.

Coleccionistas de literatura homosexual, de flagelación, sobre todo gente que mutila los libros para vender los grabados eróticos. Nos pinta a los coleccionistas de erótica como onanistas compulsivos a quienes nos falta una mujer o no somos capaces de mantener una erección. Entre viejos papeles encuentra joyas; inéditos de Ashbee, manuscritos de Pierre Louys.

El escritor tiene y trasmite una pasión por lo raro y lo exótico: la pornografía, el ocultismo, el coleccionismo, el surrealismo; lo extravagante y lo repulsivo. Coppens lo ha visto todo y nos lo cuenta con una sonrisa y un guiño.

Todo el relato de buen gusto, mucha filosofía y mucha erudición, mucho pensamiento y algo de sexo para darle sazón. ¿Recuerdan del personaje Corso del "Club Dumas"?



Perversógrafo: Sexo vaginal, orel, anal, masturbación, voyeurismo, exhibicionismo, orgías, flagelación, sadomasoquismo y toda clase de filias y algunas fobias.

Memorias de un librero pornógrafo
Armand Coppens
La Sonrisa Vertical 70
Enero 1991
ISBN: 978-84-7223-181-8
288 pág.

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