martes, 28 de junio de 2011

Cándido o El optimismo de Voltaire

Voltaire Vs Leibnitz
¿Qué hace en los Literotismos un libro cómico que apenas tiene unas cuantas líneas pícaras? "Pérensen y aguantansen" ahorita les explico.

¿Puede un hombre inteligente tener ideas filosóficas que se contrapongan a las de otro hombre inteligente? Si. ¿Puede ese hombre inteligente escribir un libro para refutar las ideas de ese otro hombre? Si, sería muy deseable. ¿Ese libro puede sacar de contexto las ideas del otro, satirizarlas hasta hacerlas pedazos y ridiculizarlas al punto de que el prestigio filosófico del otro hombre quede por los suelos? Bueno, eso ya es pasarse de pendejo.

Voltaire era un magnífico satirista, era un hombre práctico con algunas ideas con las que me puedo identificar. Voltaire estaba en contra de las ideas optimistas de Leibnitz, ideas que si bien pueden no se exactas, son una filosofía del mundo que nos puede ayudar a sobrevivir en esta perra vida. Voltaire hace en Cándido una burla tan extrema de Leibnitz que en el siglo XVIII se desacreditaron sus logros matemáticos y físicos (Leibnitz inventa el cálculo infinitesimal en contraposición a la aritmética tradicional, y sostiene que hay algo más allá de las teorías de Newton, cosa que Einstein teoriza más adelante)

Cándido, o el optimismo es un cuento filosófico publicado por el filósofo ilustrado Voltaire en 1759, nos narra las divertidas aventuras de Cándido, un hombre que no tiene creencias propias, pero que se aferra desesperadamente a las creencias que su preceptor Pangloss le ha enseñado: El mundo fue creado por Dios como una obra buena; más allá, estamos viviendo en el mejor de los mundos posibles, en los que hasta las cosas malas suceden con un fin bueno que viene de Dios.

En realidad Leibnitz es sacado de contexto por Voltaire, Leibnitz efectivamente decía que "Estamos en el mejor de los mundos", pero su filosofía era más estóica que optimista respecto a que el mejor de los mundos aún contenía maldad.

-¡Cunegunda muerta! ¡Ah, el mejor de los mundos!, ¿dónde estás? Pero ¿de qué enfermedad ha muerto? ¿Ha sido, por ventura, la pesadumbre de verme echar a patadas del hermoso castillo de su padre?-No -dijo Pangloss- unos soldados búlgaros la destriparon después que la hubieron violado hasta más no poder; al señor barón, que quiso defenderla, le rompieron la cabeza. La señora baronesa fue rebanada en pedazos; mi pobre alumno, le dieron el mismo trato que a su hermana; y en el castillo no ha quedado piedra sobre piedra, ni graneros, ni siquiera un carnero, ni un pato, ni un árbol; pero bien nos han vengado, porque los ávaros han hecho lo mismo a una baronía vecina que era de un señor búlgaro.
¿Qué tiene eso que ver con el erotismo? ¡ooohhh, pérensen!

La filosofía de Voltaire era deísta, con un pensamiento que decía que la razón del hombre era independiente de la de Dios, quien era sólo un espectador de éste mundo. Voltaire además era ferozmente antireligioso y critica con especial saña a la Iglesia Católica, razón de todos los males del mundo; pero sin hacer ascos al antisemitismo ni a la crítica del Islam.

Voltaire muestra en Cándido un personaje efectivamente cándido, un bastardo entenado en un castillo quien aspira al amor de la baronesita Cunegunda; un joven que piensa que como todos hemos sido creados iguales por Dios, merece el amor de la chica contra la opinión del Barón. Pronto es desengañado y echado a patadas.
Al día siguiente, después de comer, al levantarse de la mesa, se encontraron detrás de un biombo; Cunegunda dejó caer su pañuelo, Cándido lo recogió; ella le tomó inocentemente la mano y el joven besó inocentemente la mano de la señorita con singular vivacidad, sensibilidad y gracia; sus bocas se encontraron, sus ojos se inflamaron, sus rodillas temblaron, sus manos se extraviaron. En esto estaban cuando acertó a pasar junto al biombo el señor barón de Thunder-ten-tronckh, y reparando en tal causa y tal efecto, echó a Cándido del castillo a patadas en el trasero. Cunegunda se desvaneció; cuando volvió en sí, la señora baronesa le dio de bofetadas; y todo fue consternación en el más hermoso y agradable de los castillos posibles. 
Un tiempo después se entera de la masacre que las tropas búlgaras hacen en el castillo, matando y violando a todos los habitantes. De allí en adelante la historia es de un constante peregrinar por todo el mundo en busca de su amor, y pasar de un infortunio a otro, siempre aferrándose a los preceptos de que "Todo ocurre para bien y estamos en el mejor de los mundos posibles"

Su peregrinar le lleva a encontrarse una y otra vez a sus antiguos amos del castillo, siempre en una desgracia peor que la anterior, siempre con mala fortuna; Cunegunda es continuamente violada a lo largo de la trama, Pangloss es muerto una y otra vez por la más inocente falta; el hermano de la baronesa es un malvado a quien asesinan varias veces, todo en una exageración, todo enmedio de divertidas aventuras a través de Europa, Surinam, Argentina y Perú.
Se me ocurrió un día la idea de entrar en una mezquita, donde no había más que un imán viejo y una joven beata muy bonita, que rezaba sus padrenuestros; tenía descubiertos los pechos y entre las dos tetas un ramillete muy hermoso de tulipanes, rosas, anémonas, ranúnculos, jacintos y aurículas. Se le cayó el ramillete, y yo lo cogí, y se lo puse con tanta cortesía como respeto. Tanto tardaba en ponérselo, que se enfadó el imán; y advirtiendo que era yo cristiano, llamó gente. Me llevaron a casa del cadí, que me mandó dar cien varazos en los pies y me envió a galeras, amarrándome justamente en la misma galera y al mismo banco que el señor barón. En ella había cuatro mozos de Marsella, cinco clérigos napolitanos, y dos frailes de Corfú, que nos aseguraron que casi todos los días sucedían aventuras como las nuestras. Pretendía el señor barón que le habían hecho más injusticia que a mí, y yo defendía que mucho más permitido era volver a poner un ramillete al pecho de una moza que ser hallado desnudo con un icoglán; disputábamos continuamente y nos sacudían cien latigazos al día con la penca, cuando te condujo a nuestra galera la cadena de los sucesos de este universo, y nos rescataste.-Y, pues, amado Pangloss -le dijo Cándido- cuando se vio usted ahorcado, disecado, molido a palos y remando en galeras, ¿pensaba que todo iba perfectamente?-Siempre me estoy en mis trece -respondió Pangloss-; que al fin soy filósofo, y un filósofo no se ha de desdecir, porque no se puede engañar Leibniz, aparte que la armonía preestablecida es la cosa más bella del mundo, no menos que el lleno y la materia sutil.
La trama es picante, con numerosos encuentros sexuales de diversa índole. Los hombres son presentados como malvados oportunistas, las mujeres como seres prácticos al servicio del mejor postor, los sacerdotes como conspiradores de toda clase de guerras y maldades y de los judíos mejor ni hablamos; los reyes son ignorantes, arrogantes y crueles, todo mundo acepta la maldad del mundo, pero Cándido sigue creyendo a pesar de ser burlado una y otra vez por el destino.

¿Qué tiene eso que ver con el erotismo? ¡ooohhh, que se esperen!

Cándido encuentra a Cunegunda, mata al amante de ésta y huye a Lisboa; de embarca a Argentina y es nombrado capitán del ejército; traicionado por su amada huye al Paraguay donde el hermano de Cunegunda, ahora jesuita, organiza la guerra entre colonias; asesina al jesuita y huye a la selva donde lo capturan los nativos y se lo quieren comer; huye de nuevo y descubre El Dorado, donde efectivamente existe "el mejor de los mundos", pero de donde huye con grandes riquezas porque toda la felicidad de El Dorado es nada sin su amada.

Desgracias, desgracias y más desgracias, el final es buenísimo aunque es más filosófico que libertino:

La filosofía está muy bien, pero es mejor ponerse a trabajar.

Bueno, ahora sí; Cándido sale de la imprenta en 1759, a pesar de ser un libro condenado, no tengo la menor duda de que se leyó ampliamente en los círculos académicos y enciclopédicos de la época.

Si al personaje principal lo haces mujer, si la filosofía del bien de Pangloss lo sustituyes por la filosofía del bien de la Madre Iglesia y si el discurso deísta de Voltaire lo sustituyes por un discurso naturalista-materialista del hombre como el lobo del hombre, tienes "el huevo" que dará origen en 1787 a la Justine de Sade.

Sólo es cuestión de regodearse más con el dolor y de aprovechar el sensacionalismo, pero Cándido es una buena Justine para el que no tiene las tripas de leer a Sade.






Perversógrafo: Sexo vaginal, violación, anticlericalismo, homosexualidad.




Cándido - Voltaire

2 comentarios:

  1. ... Yo por ejemplo...
    ¡buena trama! Lepis

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  2. Como tú Susanita.

    No es erótico, pero es muy divertido, sobre todo la primera mitad, ya después satura el mensaje.....igual que en Justine.

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