miércoles, 31 de octubre de 2012

Historia BDSM- Tercera parte

Viene de Aquí

Hace mucho leía a "Boogie el aceitoso", curiosa caricatura hiperviolenta de Fontanarrosa. En uno de los capítulos en los que Boogie está ayudando a su vecino con una reparación, éste se queja de la violencia en el mundo; pero no sólo de la violencia física, sino del ruido, la contaminación y el estrés, que son a su vez una forma de violencia que nos agrede. Boogie agarra unas pinzas y comienza a torturar a su vecino, a la vez que le explica que eso que describe no es violencia, que la violencia debe doler físicamente.

Así podemos describir el BDSM que inventó el marqués de Sade a finales del siglo dieciocho. Antes de él hay escritos que describen la flagelación; pero Sade traspasa todo límite en sus escritos y refleja el sadismo en su más pura esencia: el dolor ajeno como disparador sexual, independientemente del contacto sexual:


Respecto a la flagelación activa, ¿puede haber en el mundo una voluptuosidad mayor para seres endurecidos como nosotros? , ¿hay alguna que dé mejor la imagen de la ferocidad, que satisfaga más, en una palabra, esa inclinación a la crueldad que hemos recibido de la naturaleza?... ¡Oh Juliette!, someter a esta degradación a un objeto joven, interesante y dulce, y que tenga la mayor cantidad de afinidades posible con nosotros, hacerle experimentar duramente esta forma de suplicio, cuyos alcances tienen todos por emblema la voluptuosidad, divertirse con sus lágrimas, excitarse con sus penas, exaltarse con sus saltos, inflamarse con sus brincos, con esos retorcimientos voluptuosos que arranca el dolor de la víctima, hacer correr su sangre y sus lágrimas, encarnizarse con ellas, gozar sobre su bonito rostro de las contorsiones del dolor y de los juegos musculares impresos por la desesperación, recoger de su lengua esos chorros púrpura que tan bien contrastan con el tinte de los lirios de una piel suave y blanca, aparentar que te calmas un momento para aterrorizar a continuacióncon nuevas amenazas, y no realizar las amenazas más que con otros refinamientos más ultrajantes y más atroces todavía, no ahorrar nada dé cólera, y recorrer con la misma rabia las partes más delicadas, las mismas que la naturaleza parece haber creado para homenaje sólo de los tontos, como el pecho o el interior de la vagina, como el mismo rostro. 
Fragmento de Juliette, libro 1

Sade escribe sobre flagelación pasiva como un medio de inflamar los goces y sensibilizar el cuerpo; pero habla de la tortura como el fin de la sensualidad y de la destrucción de el objeto (que no persona) como la máxima sublimación del placer.


¿Cuál es el objetivo del hombre que disfruta? ¿No es el de dar a sus sentidos toda la excitación de que son capaces, a fin de llegar mejor y más cálidamente, por medio de ello, a la última crisis... crisis preciosa que caracteriza el placer de bueno o de malo, según la mayor o menor actividad con que se ha alcanzado esta crisis? Ahora bien, ¿no es un sofisma insostenible atreverse a afirmar que es necesario para mejorarla que sea compartida por la mujer? ¿Acaso no es evidente que la mujer no puede compartir nada con nosotros sin arrebatárnoslo, y que todo lo que ella roba debe ser necesariamente a nuestras expensas? Yme pregunto entonces, ¿qué necesidad hay de que una mujer goce cuando nosotros gozamos? ¿Existe en esta actitud otro sentimiento que el halago querecibe el orgullo? ¿Y no se obtiene de una manera mucho más estimulante la.percepción de este sentimiento orgulloso obligando, al contrario, con dureza a esta mujer a dejar de gozar, a fin de hacernos gozar, a fin de que nada le impida ocuparse de nuestro goce? ¿La tiranía no halaga el orgullo de una manera mucho más viva que las buenas obras? En una palabra, ¿el que impone no es el amo con mucha mayor seguridad que el que comparte? Pero ¿cómo se le pudo ocurrir a un hombre razonable que la delicadeza tuviera algún valor en materia de placer? Es absurdo querer defender que sea necesaria; jamás añade nada al placer de los sentidos: digo más, lo perjudica. 
...
Es una desdicha despreciable que, para el incremento de la voluptuosidad del hombre,tenga que descuidar o turbar la de la mujer, pues si bien esta turbación le hace ganar algo, lo que pierde el objeto que le sirve no le afecta en nada. Debe resultarle indiferente que este objeto sea feliz o desdichado, con tal de que le resulte deleitable; no existe realmente ningún tipo de relación entre este objeto y él. Sería, pues, una locura ocuparse de las sensaciones de este objeto a expensasde las propias; absolutamente imbécil si, para modificar estas sensaciones ajenas, renuncia al mejoramiento de las propias. Dicho eso, si el individuo deque hablamos está desdichadamente estructurado de manera que sólo se conmueve si produce, en el objeto que le sirve, sensaciones dolorosas, confesarás que debe entregarse a ellas sin remordimientos, ya que está ahí para disfrutar, prescindiendo de todo lo que pueda resultar para ese objeto.

¿Tiene esta filosofía algo qué ver con el Sadomaso, la dominación y rollos de nuestra época? En el plano práctico muy poco, pero en el plano de influencia tiene todo qué ver, y no se trata sólo del término "sadismo" que viene de su nombre y que se ha utilizado de una manera bastante platónica; se trata de que este autor maldito desaparece por un siglo para ser rescatado más tarde en el siglo 20, e inspirar a toda una generación; generación que terminaría inventando el BDSM como lo conocemos hoy.

Toda la parafernalia de los látigos, tacones, cuero, etc, están ausentes de la literatura sadeana, aquí lo que manda es la desnudez, algo poco común en aquella época; hay calabozos, pero el escenario es real, la tortura es real y las víctimas mueren, no disfrutan; no son masoquistas, pues, porque ello no excitaría a un verdadero sádico.


Sigo pronto.


miércoles, 24 de octubre de 2012

Historia BDSM - Segunda parte


Tomba Della Fustigazione, con una imagen
de "spanking" en un contexto erótico
Viene de aquí

El Sadomasoquismo no ha existido siempre ..... mas bien, el término y su acepción actual no es tan antiguo como podemos pensar, aunque las prácticas han existido por miles de años.

De algún modo, la asociación del dolor físico con el placer (de darlo o de recibirlo) tiene algún elemento psicológico porque no podemos hablar de prácticas similares en culturas distantes y aisladas sin pensar en algún motivo más inherente a lo humano.

Johann Heinrich Meibom (1590-1655) en su "Tractus de usu flagrorum in re Medica" (tratado del uso del látigo en el tratamiento), 1639 dice que "Hay personas quienes son estimuladas sexualmente por golpes o palos, y llevados hasta el ardor de la lujuria por los golpes; el elemento que nos distingue como hombres, debe ser planteado como el encanto vigorizante del látigo"

En 1886, el sexólogo austriaco Richard von Krafft-Ebing (1840–1902) toma prestados los términos "sadismo" y "masoquismo" del marqués de Sade y de Leopold Von Sacher Masoch para describir un grupo de parafilias Parestésicas "de deseo sexual desviado" y las clasifica junto con la bestialidad y la homosexualidad. Fué él quien por primera vez utiliza los términos, aunque de modo bastante discutible, como veremos adelante.

Hasta ese momento, la asociación del dominante como varón y la sumisa como mujer es dado como un hecho, siendo el impulso masculino natural como sádico y el femenino como masoquista (algo que nada tiene que ver con Sade o Masoch, como luego veremos)

Aproximadamente por la misma época, el biólogo y psiquiatra Shoval Vail Clevenger sostenía la teoría de la sexualidad activa y pasiva. El decía que en la evolución había dos modos en que las bacterias podían intercambiar su material genético: comiendo otra bacteria o siendo comidas. Los bacteriófagos fueron considerados activos  los dominados pasivos. El impulso del hambre se derivaba de este impulso primordial  y se desarrolló posteriormente en impulsos sexuales.

James Kiernan comenzó a aplicar éstas teorías, etiquetando los impusos baceriófagos como masculinos y los pasivos como femeninos. Esto explicaba los roles sexuales, pero describía el sadomasoquismo como exageraciones del rol natural.

Una jalada, pues.

Havelock Ellis decía sue el dolor era una forma de simbolismo erótico sue estimulaba una deficiencia sexual del paciente, y que era normal haste cierto punt.  Las mujeres naturalmente sumisas obtendrían si placer sexual de ser dominadas y los hombres de dominar. Las mujeres como masoquistas innatas y predispuestas. El masoquismo masculino y el sadismo femenino eran una desviación, como la homosexualidad.

Bueno, este tema de los psicólogos me cansa.

Muchos años antes que la obra de Sade, hay una escena de flagelación "con todas las de la ley" en la literatura erótica.....se trata de nada menos que Fanny Hill quien introduce esta variación entre sus páginas:


Yo iba a buscar los instrumentos disciplinarios a un armario; eran varias varillas, cada una hecha con dos o tres ramitas de abedul atadas juntas; él las tomó, las tocó y las miró con mucho placer, mientras yo sentía un estremecedor presagio.
Luego, trajimos desde el extremo de la habitación un gran banco, vuelto más cómodo mediante un cojín blando con un forro de calicó; cuando todo estuvo listo, se quitó la chaqueta y el chaleco y, así qué me lo indicó, desabotoné sus calzones y levanté su camisa por encima de la cintura, asegurándola allí; cuando dirigí, lógicamente, mis ojos a contemplar el objeto principal en cuyo favor se estaban tomando estas disposiciones, parecía encogido dentro del cuerpo, mostrando apenas la punta sobre el matorral de rizos que vestía esas partes, como un abadejo asomando entre la hierba.
Inclinándome entonces para soltar sus ligas me ordenó que las usara para atarle a las patas del banco, un detalle no muy necesario, supuse, ya que él mismo lo prescribía, como el resto del ceremonial.
Lo llevé hasta el banco y, de acuerdo a mis instrucciones, fingí obligarlo a acostarse allí, cosa que hizo después de alguna resistencia formal. Quedó tendido cuan largo era, boca abajo, con un cojín debajo de la cara; mientras yacía mansamente, até sus manos y sus pies a las patas del banco; hecho esto y con la camisa subida por encima de la cintura, bajé sus calzones hasta las rodillas de modo que exhibía ampliamente su panorama posterior, en el que un par de nalgas gordas, suaves, blancas y bastante bien formadas se levantaban como cojines desde dos carnosos muslos y terminaban su separación uniéndose donde termina la espalda; presentaban un blanco que se hinchaba, por así decirlo, para recibir los azotes.
Tomando una de las varillas me coloqué encima de él y de acuerdo a sus órdenes le di diez latigazos sin tomar aliento, con muy buena voluntad y el máximo de ánimo y vigor físico que pude poner en ellos, para hacer que esos carnosos hemisferios se estremecieran; él mismo no pareció más preocupado o dolorido que una langosta ante la picadura de una pulga. Mientras tanto, yo contemplaba atentamente los efectos de los azotes que, a mí, por lo menos, me parecían muy crueles; cada golpe había rozado la superficie de esos blancos montes, enrojeciéndolos y golpeando con más fuerza en la zona más alejada de mí habían cortado en los hoyuelos unos cardenales lívidos de los que brotaba la sangre; de algunos de los cortes, tuvo que retirar trocitos de la varilla que habían quedado incrustados en la piel. La crudeza de mi trabajo no era asombrosa, considerando que las varillas eran verdes y yo había azotado con severidad mientras la superficie de la piel estaba tan tensa sobre la pulpa dura y firme que la llenaba que difícilmente podía ceder o cimbrear bajo los latigazos, los que, por lo tanto, tenían mayor efecto y herían la carne viva.
Yo me sentí tan conmovida ante ese patético espectáculo que me arrepentí profundamente de mi compromiso, y lo hubiese dado por terminado, pensando que ya había tenido bastante, si no me hubiera animado y rogado encarecidamente que prosiguiera; le di diez azotes más y luego, mientras descansaba, examiné el aumento de apariencias sangrientas. Finalmente, endurecida ante la visión por su resolución de sufrir, continué disciplinándolo con algunas pausas, hasta que observé que se enroscaba y retorcía de un modo que no tenía ninguna relación con el dolor sino con alguna sensación nueva y poderosa; curiosa por comprender su significado, en una de las pausas, me acerqué, mientras él seguía agitándose y restregando su vientre contra el cojín que había abajo y acariciando primero la parte sana y no golpeada de la nalga más próxima a mí e insinuando después mi mano debajo de sus caderas, sentí en qué posición estaban las cosas adelante, cosa que resultó sorprendente: su máquina, que por su aspecto yo había considerado impalpable, o por lo menos diminuta, había alcanzado ahora, en virtud de la agitación y el dolor de sus nalgas, no sólo una prodigiosa erección sino un tamaño que me asustó hasta a mí, un grosor inigualado, por cierto, cuya cabeza llenaba mi mano hasta colmarla. Y cuando quedó a la vista, a causa de sus agitaciones y retorcimientos, se hubiera dicho un solomillo de la ternera más blanca, gordo y corto para su anchura, igual que su dueño. Pero cuando sintió mi mano allí me rogó que continuara azotándolo con fuerza, porque si no no llegaría a culminar su placer.
Retomando entonces las varillas y el ejercicio, había consumido ya tres haces cuando, después de un aumento de las luchas y movimientos y uno o dos profundos suspiros vi que se quedaba inmóvil y silencioso y luego me rogaba que desistiera, cosa que hice instantáneamente, procediendo a desatarle; no pude menos qué asombrarme ante su pasiva fortaleza al ver la piel de sus nalgas heridas y destrozadas y antes tan blancas, suaves y pulidas; ahora tenían uno de sus lados convertido en una red de magulladuras, carne lívida, incisiones y coágulos, tanto que cuando se puso de pie apenas podía andar. En una palabra, estaba frágil como una rosa.
Luego, percibí claramente en el cojín los rastros de una efusión muy abundante; su holgazán miembro ya había vuelto a su viejo refugio, donde se había ocultado, como avergonzado de mostrar su cabeza que nada, aparentemente, podía estimular más que los golpes que se asestarán a sus vecinos del fondo, vecinos que se veían constantemente obligados a sufrir por causas de sus caprichos.


Después el susodicho le da a ella su ración de varazos, que ella no llega a disfrutar, pero que la ponen en un estado de calentura que sólo pudo ser apagado a manguerazos.

1748, ya existe el BDSM en una forma muy similar a lo que hoy conocemos, pero no hay ropa de cuero, no hay calabozos. La flagelación se da en cuartos iluminados, por prostitutas que se dejan puesto el camisón.

Sigo pronto, ya estoy llegando al punto.






viernes, 19 de octubre de 2012

Historia BDSM- Primera parte


Antes de abordar un tema tan espinoso debo confesar que lo hago desde una ignorancia profunda y enciclopédica; el mundo del Bondage, Sadomasoquismo, dominación, esclavitud y vainas circunvecinas me son tan insondables como los vedas sánscritos o las ecuaciones diferenciales. Lo mío es la literatura y desde esa óptica voy a sembrar la duda en ese mar de calma que son sus mentes.

Cuando hablamos de Sadomasoquismo nos imaginamos calabozos mal iluminados, látigos, ropas de cuero negro, cuerdas y esposas. ¿Nos hemos preguntado alguna vez de dónde viene esa decoración? ¿Porqué cuero negro y no....digamos.......plumas verdes? ¿Porqué un calabozo y no un altar?

¿Sade practicaba el sadomasoquismo? ¿escribía sobre él? ¿Puede existir una relación sadomasoquista con componentes eróticos? ¿Cuál es el ave oficial del estado de Nuevo México? (estoy viendo si ponen atención)

El sexo asociado con dolor (real o simbólico), la humillación erótica, la violencia erótica, bondage, disciplina, dominación-sumisión, sado-masoquismo, algolagnia o algofilia no es común en la literatura y antes de la época victoriana era bastante raro encontrarla.

En "El arte de amar", Ovidio explica:

Aunque diga que la has poseído con violencia, no te importe; esta violencia gusta a las mujeres: quieren que se les arranque por fuerza lo que desean conceder. La que se ve atropellada por la ceguedad de un pretendiente, se regocija de ello y estima su brutal acción como un rico presente, y la que pudiendo caer vencida sale intacta de la contienda, simula en el aspecto la alegría, mas en su corazón reina la tristeza. Febe se rindió a la violencia, lo mismo que su hermana, y los dos raptores fueron de sus víctimas muy queridos.

En El satiricón, Petronio describe el ambrujo que hace la vieja hechicera a un joven para curarle su impotencia:

"Oenotea saca un falo de cuero y, después de frotarlo con una mezcla de aceite, pimienta molida y semilla de ortigas trituradas, me lo introduce suavemente por el ano.
Luego, la despiadada vieja me unta una y otra vez las piernas con la misma sustancia
......................
Mezcla un poco de jugo de mastuerzo con abrótano y, rociándome las partes, coge un puñado de ortigas verdes y se pone a golpearme suavemente todo el cuerpo hasta la altura del ombligo."

En el antiguo manual hindú, el Kama Sutra, se mencionan prácticas eróticas que incluyen el golpear, arañar, nalguear, etc, además de que nos habla de pociones para hacer esclava a la mujer mediante el uso de unguentos picantes en el pene........sin embargo éste texto llega hasta nosotros a través de Sir Richard Burton, inglés victoriano, así que él pudo haber inventado una parte.

La unión de los animales, dicen, se parece a una disputa, porque el amor tiene la naturaleza de una disidencia y enfado. Los golpes forman parte de la pasión. Los lugares son los hombros, la cabeza, el espacio entre los senos, las espaldas, el pubis, los costados; pertenecen a cuatro variedades: con el revés de la mano, con la mano en forma de copa, con el puño y con la palma de la mano.
De éstos, a los que corresponde un dolor, se origina la emisión de gemidos de muchas clases; hacen ocho con los gritos, que son: pronunciar el sonido hinn, tronar, arrullar, llorar, emitir los sonidos sut, uf y pufff. Luego hay palabras que quieren decir "mama", que expresan oposición, deseo que le dejen a uno libre, "basta" y otras con significado parecido. Además se pueden imitar (los gritos) de la tórtola, del cuclillo, de la paloma y del papagayo, el zumbido de las abejas y (las voces) de la gallineta, de la oca,de la pata y de la perdiz, todos mezclados con gemidos.
Cuando la mujer se sienta de rodillas, se la puede golpear con el puño en la espalda. Entonces, como si estuviera enfadada, ella tiene que imitar el ruido del trueno, llorar, arrullar y devolver el golpe. Durante la unión, el hombre la golpee entre los senos con el revés de la mano, comenzando suavemente y aumentando según va creciendo la pasión, hasta el clímax. Entonces, cuando se le pega, ella emite el sonido hinn y todos los demás, sin restricción, insistiendo y variando.
Cuando se le pega en la cabeza con los dedos un poco curvados mientras ella se muestra arisca y emite el sonido pufff, se tiene el golpe con la mano "en forma de copa". Entonces ella arrulle desde lo más profundo de la garganta e insista con el sonido pufff. Al terminar la unión, se expresará con suspiros y llantos. Pronunciar el uf significa imitar el ruido, poco más o menos, de una caña de bambú que se parte; el pufff se parece, por el contrario, a una baya de yuyuba que se cae en el agua.
En los casos en que recibe besos y otras prácticas de amor la mujer debe corresponder con gemidos.Si, por la pasión, se le pega con insistencia, utilice palabras que expresen oposición, deseo de que le dejen libre, "basta", invoque a su madre y grite, imitando, a la vez, el ruido del trueno entre suspiros apagados y llantos. Cuando está a punto de concluir la excitación, él golpee el pubis y los costados ,desahogándose, hasta el clímax. Aquí eleve de prisa el grito de la perdiz o de la oca. Son los distintos modos de utilizar los sonidos y los golpes.
Llamamos esencia del hombre a la rudeza y a la impetuosidad;la impotencia, el dolor, el retirarse y la debilidad, esencia de la mujer.
En ocasiones, por la pasión y la costumbre, puede tener lugar una permuta,pero no por mucho tiempo, y, al terminar, se vuelve a la naturaleza de cada uno.

Personalmente encuentro muy divertido el pensamiento de Shobal Vail Clevenger, Jr. (1843-1920), un psiquiatra de Chicago especializado en enfermedades mentales, él pensaba que la causa del sadomasoquismo nos viene por la genética..........todo viene desde  que éramos bacterias asexuadas que teníamos impulsos denominación y sumisión sexual (interesante que la dominación-sumisión preceda al sexo)

Pero........me van a tener que esperar un poco. Sólo les quería compartir: el BDSM, al menos el literario, es más que mazmorras, látigos y ropa de cuero negro.


miércoles, 10 de octubre de 2012

Unos pensamientos sobre "Cincuenta sombras de Grey"

Mi primo
Estoy en un estado continuo de apendejamiento creativo, siento cómo las ideas reptan por mi cabeza, pero no se deciden a emerger..........allá ellas pero yo no puedo escribir con fluidez.

Desde hace meses estoy leyendo el libro de moda, pero sinceramente estoy en un estado de apendejamiento literófago también y no he podido terminar de leerlo tampoco, ni ese ni los otros seis libros que tengo empezados......... pero como no los pienso dejar en paz tampoco a ustedes, voy a hacerles unos comentarios profundamente desinformados al respecto de este libro; unos comentarios que los harán pensar "No manches, eso es tan profundo que no sirve absolutamente para nada" y "Ahora que lo escribió no se si reírme, llorar o tirarme un pedo":

1.- La editorial no me quiso regalar el famoso libro aún después de habérmelo ofrecido. No estoy seguro si porque soy mexicano, porque soy menos popular que la gripe o porque  ¿qué persona en su sano juicio querría leerme?, o será porque, al ser la traducción para España, probablemente mi pobre idioma "mexinaco" no podría soportar ese nivel tan elevado de cultura y el cerebro comenzaría a salírseme por la pilinga y los destos me explotarían y saldrían rebotando bajo los pantalones y........(Sospecho que fue para no pagar el flete).

2.- Yo solía tener problemas para conciliar el sueño, pero para mí los primeros seis capítulos fueron como un refrescante sopor....como estar en un día húmedo y caluroso bajo las axilas de mamá gallina, como si mi mente quisiera escapar de la realidad y desconectarse. Toda una medicina contra el insomnio. Ya después hay más cachondeos, meneos y "ganchos", pero cualquier libro que no te gancha los primeros 15 minutos......bueno, no augura nada bueno.

3.- Tengo una vecina que es bibliófila y culta, algo muy poco común en mi medio social donde las vecinas son consumistas y presuntuosas. En su opinión (que comparto)  Cincuenta sombras es "el Harry Potter de las novelas rosas". Lenguaje sencillo, trama trillada y final predecible. Pero tiene dos cosas que atraen a las mujeres: sexo explícito y sufrimiento emocional.

4.- Tengo una prima guapa, sexosa y recién casada. Como regalo de segundo mes de aniversario, su sufrido esposo (el de ella, no el de ustedes) fue a la librería y pidió "Recomiéndeme un libro para regalar a mi esposita". El la debe adorar para haberse casado contra ella, pero bueno, el caso es que ella dice estar encantada con el libro (no creo que haya leído antes algún libro) y dice agradecérselo de una manera carnal, como se hacía en los viejos tiempos cuando los hombres éramos hombres y las mujeres no nos decían leperadas.

5.- Tengo otra prima guapa y sexy, casada con un hombre bueno y tradicional. Cuando ella le pidió a su marido (mi primo, no el de ustedes) que le comprara el libro, él le respondió que no, que "seguramente era un libro pornográfico y por eso lo quería" ...... y ya......... no se lo compró. Mi otra prima la escuchó, y su filosófica respuesta fue: "No seas pendeja, cómpratelo y léelo en la cama antes de apagar la luz.....vas a ver que te compra los otros dos" (Vaya con la prima)

6.- ¿Porqué un libro con un tiraje tan grande y ventas seguras es tan costoso?

Mi punto es.........no me importa que el libro sea malo, que trate un tema como la dominación desde una óptica debatible, y que hable de tratar a una mujer de un modo que yo no me atrevo a tratar a mi perrito. A mí me da mucho gusto que la gente lea......aunque sea este libro.

Y ya.

Luego hago el literotismo.

miércoles, 3 de octubre de 2012

"La famosa escena de la mantequilla"


Existen obras cinematograficas y literarias que sin ser eróticas tienen una escena tan subida de tono (o "salida de los pelos") que quedan en la mente del expectador y se les identifica por esa única escena. Como ejemplo me acuerdo de Sharon Stone abriendo las piernas en "Bajos Instintos" o Monica Bellucci siendo violada brutalmente en "Irreversible".

No sé si el asociar la mantequilla con el sexo anal tenga raíces más profundas, pero hay una escena de "El último tango en París" que hace que muchos no podamos tomar la mantequilla con los dedos sin recordarla:



—¿Tienes miedo? —preguntó él—. Siempre tienes miedo. Nuevamente alargó la mano hacia la tabla.
—No —dijo ella—, tal vez hay secretos de familia escondidos allí. Paul retiró la mano
—¿Secretos de familia? —dijo y su voz sonó falsamente dócil—. Te contaré secretos de familia.
Paul la agarró del cuello con una mano y con la otra, la obligó a echarse, el rostro contra el piso. Paul sintió una furia descontrolada ante la mención de la familia. Esa gran institución moral, pensó, esa creación divina intocable, formada con el objeto de fomentar la virtud entre los buenos ciudadanos, el tabernáculo de todas las virtudes e, incidentalmente, lo que más odiaba.
Jeanne se resistió débilmente.
—¿Qué haces? —preguntó mientras él le pasaba una mano por debajo del cuerpo y le desabrochaba lospantalones.
—Te voy a hablar de la familia —dijo bajándole con violencia los pantalones hasta las rodillas y desnudándole las nalgas—. Esa institución sagrada que fomenta la virtud entre los salvajes.Jeanne trató de recuperar el aliento y luchó. Paul la inmovilizó con el peso de su cuerpo, una mano aferradaa su nuca. Por un momento pareció dudar sobre el curso de acción a seguir, pero entonces vio el papel metálico que contenía la mantequilla. Con un pie, lo acercó.
—Quiero que repitas conmigo dijo y metió los dedos de su mano libre en la mantequilla. Con calma, se la aplicó en el ano, engrasándola, pensó, como se prepara un cerdo para la broqueta. Sus dedos eran brutalmente eficientes.
—No y no —insistió ella, sin creer realmente que lesucedería eso—. ¡No!
Paul se desabrochó y todavía haciendo presión se quitó los pantalones. Se puso de rodillas contra el cuello de Jeanne y puso sus piernas entre las de ella. Jeanne sintió que la estaba preparando para el ataque y experimentó terror y un total desamparo.
—Ahora repite conmigo. Sagrada familia...—comenzó a decir y le separó las nalgas con los dedos.Se echó contra ella intentando penetrarla—. ;Vamos, dilo! Sagrada familia, la iglesia de los buenos ciudadanos...
—Iglesia —exclamó ella— ...los buenos ciudadanos.
Jeanne pegó un grito, el rostro aplastado contra las tablas suaves, los ojos absolutamente cerrados. El dolor vino de pronto, penetrante. El pene se había convertido en un arma.
—¡Dilo! — ordenó respirando agitado—. Los niños son torturados hasta que dicen la primera mentira.
—Los niños...Ella gritó nuevamente cuando él la penetró más profundamente.
—Donde la voluntad es rota por la represión —dijo él susurrando las palabras entre los dientes.—Donde la voluntad es rota...
Jeanne empezó a sollozar debido tanto a la humillación como al dolor. Paul renovó su asalto, su cuerpo entregado a un ritmo urgente y creciente. Era enorme en ese lugar virgen.
—Donde se asesina a la libertad —dijo él.
—Donde se...
—El egoísmo asesina a la libertad. Clavó los dedos en su carne como si ella se pudiera evaporar y escapar de él. Ya no era posible escapársele ni rechazarlo y sus sollozos sólo servían para que él la penetrara más profundamente.
—La familia...—La familia —repitió ella con un largo y agónico gemido.
—Tu familia de mierda, de mierda —susurró él acabando—. ¡Oh por Dios!
Jeanne quedó echada sobre el piso, totalmente desamparada. Pasó el espasmo, pero Paul no salió de ella. Le tomó el cabello con una mano y le hizo girar la cabeza en dirección al hueco secreto. Con la otra mano, levantó un poco la tabla.
—¡Abrela! —le ordenó.
—¿Por qué? —preguntó Jeanne aún gimiendo. ¿Qué más podía querer después de esta última y devastadora degradación?
—¡Abrela! —repitió él.
Jeanne levantó la alfombra poniendo al descubierto una cavidad no más grande que un ladrillo. Estaba vacía.
Paul rodó a un costado y quedó echado en el piso. Ahora todos los orificios habían sido violados; todos estaban vacíos. El vacío de Paul permanecía insatisfecho.
Lentamente, Jeanne se puso los pantalones, reprimió los sollozos y se limpió la nariz con la manga de tela rústica de su blusa campesina.
Podría haberse ido entonces, pero sintió que su propio poder estaba creciendo. El no tenía derecho a tratarla de ese modo, como a una esclava.


Fragmento de "El último tango en París" de Robert Alley