lunes, 18 de febrero de 2013

¿Qué es Teresa? Es... los castaños en flor de José Pierre


Este libro me gustó mucho. Quizás porque necesito en este momento algo de pasión o quizás porque este libro no es lo que aparenta. Este libro tiene dos tonos distintos: en un principio es un libro que habla sobre el amor libre y la educación sexual de un joven. Después se convierte en algo más banal......pero no menos entretenido.

La historia está ambientada en los años 50 (probablemente). Francis es un chico que está por cumplir 17 años, es el hermano menor de una familia tradicional, pero de ideas algo liberales. El hermano mayor, Philippe, esta por terminar su carrera de ingeniería cuando anuncia que en cuanto se gradúe se casará con su novia, Teresa.

Para no descuidar sus estudios, Philippe se concentra en sus estudios y deja de cachondearse con Teresa. Utilizan a Francis de chaperón para todas sus citas. Francis cae enamorado de una Teresa encantadora, que seduce a quien la trata.

Un día, Teresa aprovecha el descuido del hermano mayor y mete un dedo en la boca de Francis. El le responde pellizcándole un pezón y ella se deja hacer. Un buen día ya los tenemos encamados en el departamento de ella. Hasta aquí la historia es tierna y excitante. El autor no había metido el sexo explícito en todo esto, pero los textos son impresionantes.

Y, en un momento dado, jugando, me puso entre los labios una cereza en orujo. Lo que siguió se produjo con tal rapidez y precisión que nos quedamos un instante como heridos por un rayo: en el mismo momento en que mis dientes se cerraban sobre la cereza, el pulgar y el índice de mi mano derecha llegaban a la punta del seno izquierdo de Teresa con una seguridad tanto más sorprendente cuanto que ella, de espaldas a la chimenea, única fuente de luz, era para mí sólo una silueta a contraluz de trazos indiscernibles en la oscuridad. Y como el gesto de la recolección hizo madurar repentinamente el fruto, la cereza que tenía en el extremo de mis dedos tenía casi el mismo tamaño que la que mordía. Este episodio puede parecer grotesco o inventado, pero me imagino que lo mismo pasa con tantas de las cosas que sin embargo se producen efectivamente todos los días. He de confesar que este doble gesto no ha dejado de emocionarme y sorprenderme, tanto por su simetría perfecta como por su vertiginosa exactitud. Teresa, que podía leer en mi rostro iluminado por la luz del fuego las señales de una alegría tan intensa como fugitiva (mientras el suyo permanecía en la sombra), se puso a reír suavemente.


Unos días después, borrachos en la casa de ellos, se les desnuda y los excita bailando. Los desnuda a ellos y baila restregando su cuerpo al de ellos. Se exhiben ante Francis teniendo sexo. Teresa llega a proponerles un trío. Francis está celoso de su hermano, pero Philippe no parece tener vergüenza ni celos.

Entre los tres, se hace una amistad muy bonita, donde Francis es el protegido y el iniciado, al que se le trata con cariño. Un día que Philippe los deja solos 10 minutos, Francis la masturba violentamente y le mete los dedos por cuanto agujero le encuentra. Ella parece no tener remordimientos.

Aquí es donde el relato se comienza a descomponer. Teresa los invita a una orgía en un castillo, orgía marcadiablo que se llevará a cabo en unas semanas. Para enseñar a Francis a bailar, lo lleva a un bar de lesbianas en el que Teresa era asidua. Para enseñarlo a chupar como una lesbiana se lo lleva a su departamento. El se vuelve un pornográfico.......uno muy bien escrito, por cierto.

Teresa le presenta a Francis una "novia" lesbiana,  les promete a ambos que el día de la orgía serán "matrimonio". Luego se lo lleva a su departamento y tienen sexo anal violento.


 —¡Esta vez te voy a convertir en marica! ¡Tu regalo de cumpleaños será mi culo!
Nos desnudamos y colocó de un modo especial sobre la cama, almohada, cuadrantes y cojines (tras quitar el patchwork, naturalmente, y abrir las sábanas). Luego fue hasta lo que constituía su especie de cuarto de baño y volvió provista de un tarrito de loza blanco. Para mi instrucción, y sin duda también para demostrarme que estaba dispuesta a que sus actos fuesen acordes con sus palabras, me anunció:
—¡Ensayo de la gran escena del palacio de V...!
Como jugando, revistió el extremo de mi verga erecta con un ungüento fresco y untuoso con el que ungió también, con dedo vivaz, el surco entre sus nalgas. Luego se arrodilló sobre los cojines con el culo en pompa al borde del lecho, de tal manera que, agarrándome a sus caderas, bastaba con flexionar las rodillas para mantenerme a su nivel.
El exceso de lubrificante tuvo un efecto idéntico al de una capa de hielo: derrapé varias veces, tanto al norte como al sur del objetivo. Aquello nos hizo reír, pero noté que se ponía nerviosa: no debía continuar con mi torpeza mucho tiempo. Me eché hacia atrás primero y acaricié ligeramente su sexo, luego hice circular un dedo por el estrecho pasadizo que me estaba destinado. Los temblores que le recorrieron el espinazo preludiaban una suavización adecuada: a despecho de la aparente desproporción, conseguiría cruzar el umbral. De hecho, me interné por allí como una piedra se hunde en un pozo, mientras ella lanzaba una especie de rugido sordo cuya única motivación no estaba, evidentemente, en el dolor. Mi deseo, incierto por un momento, se hacía más y más imperioso, y una a modo de televisión interior destellaba en mi cráneo, permitiéndome suponer con breves intermitencias de luz, que ponía en función todos los órganos internos de Teresa hasta el punto de florecer ya en los labios (¿traspasada?) al extremo de mi crecimiento subterráneo. Nunca más he vuelto a experimentar la novedad de las sensaciones que me proporcionaba aquella unión.
Por su parte, Teresa rugía más y más fuerte, y nos entrechocábamos con empellones brutales, de una bestialidad total, yo esforzándome por sumergirme aún más profundamente en su culo, y ella tornándose (o así me parecía) más y más abisal. La fatiga se presentó antes que el éxtasis. Perdí pie y me derrumbé sobre la cintura de Teresa. La liberación se presentó en aquel momento en que la inmovilidad nos tenía fijos en península desconocida, lejos de las tierras exploradas: oímos largo rato, entre el fragor tempestuoso de nuestras respiraciones encabalgadas, algo como el cabrilleo de una fuente entre la arena.


Después de mucho cachondeo, llega el momento de la orgía; orgía que durará la mayor parte del libro. Se trata de una especie de culto amoroso para el descenso de la lujuria sobre los concurrentes; una idea de Teresa y uno de sus ex-amantes; un castillo alejado del mundo, bastante sadeano (aunque nada sádico).

Los tres invitados de Teresa están enamorados de ella y no le pueden negar nada. La orgía aparenta estar perfectamente organizada y con itinerarios qué cumplir, aunque lego al autor se contradice un poco. Bueno, para  no entrar en detalles, todos se comparten las novias, nadie se encela de nada y el autor parece tener una fijación por el sexo anal que se refleja en enculadas y gritos de dolor y pasión por muchas páginas y se repite con cada protagonista. Por alguna razón, esta parte de la historia me recordó la novela "La rosa del amor", que algún día comentaré.

Cuando Philippe y Teresa se casan, los padres de ellos les dejan el departamento unos días mientras ellos se van a vacacionar a Canarias. Aquí llega el intercambio total; las siguientes semanas serán un revoltijo de cuerpos y fluidos que al final ya no entiende uno nada.

Teresa comienza a platicar la historia de cómo su padre la sedujo y la inició en los placeres refinados del sexo. Varios otros protagonistas cuentan sus historias........la novela se muere de falta de oxígeno.

Al final el autor decide terminar el relato. Los casados se van a Camboya y so cojen a todo el país, dejando el departamento con una pila de sábanas almidonadas de semen, manchas de la regla, vino, esperma, colillas y rayas de mierda.

¿Quién es el autor? Eso es lo más increíble; me entero que José Pierre fue un artista del movimiento surrealista, alguien famoso y que el libro es un halago a Sade y una pieza admirable de surrealismo leve, como El inglés descrito en el castillo cerrado, pero sin violencia.

El libro fue escrito en los 60´s, pero clandestino por 10 años. Los temas son recurrentes en el trabajo de Pierre: chicas núbiles sin pecado o culpa; la transgresión y el eterno problema de la frontera entre el libertinaje y el amor, que para el autor no tienen relación.


Una maravilla que Tusquets no supo vender adecuadamente.




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¿Qué es Teresa? Es... los castaños en flor
José Pierre
Tusquets editores, La Sonrisa Vertical 120
España, Diciembre 2002
ISBN: 978-84-8310-846-8
200 pág.


1 comentario:

  1. Esta novela comienza de forma clasica y estilistica,pero a medida que se adentra el relato.comienzas a descubrir las pasiones que surgen.Es tremendamente excitante.te engancha por su lectura amena p

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